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Podría escribir mucho, pero todo lo que pondría sería lo que ya ha acontecido, puesto que el futuro no es de mi conocimiento. En este momento estoy siendo quien elijo ser con toda libertad, amando la vida y agradeciendo por tener esperanza!

sábado, 19 de marzo de 2011

HUNDERTWASSER y sus cinco pieles

“El arte por el arte es una aberración, la arquitectura por la arquitectura es un crimen“
Hundertwasser

 “Hundertwasser intentó desde una perspectiva amplia unir el arte con la vida, como una manera sustentable de existir en armonía con el medio. Ecología más que una palabra, era para él una forma de vivir, de concebir su mundo, de asimilar la realidad, de relacionarse con lo que le rodeaba.“
(Nicolás Sánchez, Veo Verde )

En 1953 en la casa de un amigo, Hundertwasser  pintó su primera espiral. Este símbolo expresa su particular visión del mundo y su relación con la realidad exterior: “Esta relación se desarrolla por ósmosis, a partir de niveles de conciencia sucesivos y concéntricos respecto al yo interior profundo. El símbolo pictórico ilustra la metáfora biológica”. En el fondo de todo se encuentra el ser, la persona, sus deseos y temores; sobre esta, pero siempre girando entorno a ella misma, se van depositando capas de significaciones que lo relacionan con todo el universo. Estas pieles, muchas veces olvidadas, nos conforman como individuos, partes de una sociedad y miembros de un entorno natural. Estas pieles, cinco en particular, engloban todo el universo artístico del pintor-arquitecto-soñador austriaco Hundertwasser.

Primera piel: La epidermis 

Hundertwasser significa “Cien aguas”, los otros dos normes que este artista eligió para si son: Friedensreich y Regentag, es decir - Hundertwasser entre el reino de la paz y el día de lluvia-. Dos de los estados de gracia con que se sentía identificado.

“La epidermis es la zona membranosa más cercana al yo interior, la que encarna la desnudez del hombre y del pintor”. Los discursos como “al desnudo” en 1967, reclamando el derecho a la “tercera piel”, no sólo enfrentaba a la sociedad sino que imponía el lienzo de los cuerpos para pintar en él lo que nosotros somos.

Esa primera piel no sólo es la de la epidermis sino la de la infancia: ese lugar en el que nos conformamos a nosotros mismos. Hundertwasser decide aceptar esa su primera piel: “Como hijo único, me sentía responsable hacia los demás, quería demostrarles que sabía pensar, actuar, ser… mejor”. Al aceptar esos defectos, esa primera piel, aprende a aceptarse a sí mismo. Así llega a su principal descubrimiento: El camino a la felicidad en la belleza, en el mundo de lo orgánico y de lo elemental.


Segunda piel: La ropa 

Hundertwasser nacido en Austria en 1929 deja su país en 1949 para seguir su destino, o como dice para definirlo él mismo. Llega al Norte de Italia donde conoce a René Brô al que seguirá a París. En París descubrirá un circuito artístico paralelo y oculto al que regentaba la Escuela de París. En este círculo el arte tiene la sencillez y la experimentación del que está libre.

Hundertwasser fabricaba su propia ropa. Su figura desgarbada, con trajes realizados con fragmentos de diferentes telas, empieza a ser una figura familiar en las exposiciones y eventos. Su ropa denuncia los tres males de la segunda piel: - La uniformidad, la simetría en la confección y la tiranía de la moda -.

Tercera piel: El hogar 

Esta es la más compleja de las ideas de Hundertwasser y a la que dedicó más tiempo a lo largo de su vida. Para explicarla es más sencillo recurrir a sus propias palabras:

El derecho a la ventana (fragmentos de diversos discursos): Algunas personas dicen que las casas consisten en paredes. Yo digo que las casas consisten en ventanas. El que vive en una casa debe tener derecho a asomarse a su ventana y a diseñar como le apetezca todo el trozo de muro exterior que pueda alcanzar con el brazo. Así será evidente para todo el mundo desde la lejanía, que allí vive una persona. Cualquier clase de diseño personal es mejor que la estéril muerte. Nuestras casas están enfermas desde que existen planificadores urbanos dogmáticos y arquitectos de ideas fijas. Todas estas casas, que tenemos que soportar por miles, son insensibles, carecen de emoción, son dictatoriales, crueles, agresivas, lisas, estériles, austeras, frías y prosaicas, anónimas y vacías hasta el aburrimiento. Nuestras ciudades son la realización de los caprichos dementes de arquitectos criminales que nunca hicieron el juramento hipocrático de la arquitectura: me niego a construir casas que puedan dañar a la naturaleza y a las personas. Un buen edificio debe lograr unir dos cosas: La armonía con la naturaleza y la armonía con la creación humana individual. Somos simples huéspedes de la naturaleza y deberíamos comportarnos consecuentemente. La naturaleza debe crecer libremente donde cae la lluvia y la nieve; lo que está blanco en invierno, debe ser verde en verano. Todo lo que se extiende en horizontal bajo el cielo, pertenece a la naturaleza. En las carreteras y los tejados deben plantearse árboles. La relación entre el hombre y el árbol tiene que adquirir proporciones religiosas. Así, la gente entenderá por fin la frase: la línea recta es atea.

A lo largo de su vida Hundertwasser diseñó, construyó y reparó edificios en diferentes países con su idea y discurso en mente. Emparentadas con la arquitectura de Gaudí y otros arquitectos, surgieron casas de departamentos, museos, iglesias ecuménicas, centrales térmicas, balnearios, jardines de infantes y restaurantes, siguiendo la línea, como aquella primigenia espiral, que rompe la línea recta y les da tanto al individuo como a la naturaleza, un hogar para amar.

Techos cubiertos de césped, paredes tachonadas de colores como un rompecabezas, ventanas desiguales, al igual que timbres y cerraduras, aprovechando de la variedad de la fabricación en masa, adaptándose a paredes y suelos irregulares y árboles inquilinos viviendo en los balcones, son las características fundamentales del - Médico de la arquitectura -, del “derecho a la ventana”.


Cuarta piel: El entorno social y la identidad 

Hundertwasser fue hijo único pero siempre estuvo rodeado de un círculo de amigos íntimos con los que no sólo compartía la amistad sino que eran sus colaboradores en todos sus trabajos.

Para Hundertwasser la identidad no estaba conformada sólo por quien somos sino de quienes nos rodeamos, siendo la familia y los amigos el círculo menor ampliándose hacia la vecindad, la región y el país. Opuesto a la Comunidad Europea como una despersonalización en gobiernos y decisiones, abogó por la paz de Palestina creando una bandera que aunaba la estrella judía con la luna árabe en “Bandera de la paz para la tierra prometida”, buscando siempre la paz en esta identidad. También se dedicó a trabajar con elementos de identificación nacional como las banderas (diseñó una para Australia que eliminara la influencia de la Union Jack), estampillas e incluso matrículas de coche que dentro de la normativa respeten el origen regional de cada persona.

Quinta piel: El entrono mundial, Ecología y Humanidad 

Ciudadano austriaco y de nacionalidad neocelandesa, hasta los últimos años de su vida Hundertwasser daba unas dos vueltas al mundo al año a bordo de su barco: Regentag (día de lluvia), para mantenerse al ritmo pendular del planeta. Sus campañas siempre trabajaron en pro de la ecología, contra el racismo y a favor de la paz sin adscribirse ni dejarse influir nunca por partidos políticos o tendencias ideológicas. Su obra siempre fue la obra del artista.

Desde los años 80 estuvo apoyando constantemente campañas contra la energía atómica, a favor del uso del transporte público, la plantación de árboles, la salvación de la lluvia. Una nueva forma de arte se plasmó en la producción masiva de carteles y posters de gran calidad para diversas campañas en diferentes regiones del planeta. Siempre trabajando y apoyando a diversas causas parece estar en todas partes. Porque él mismo sabe que el trabajo es enorme y que él no podrá acabar ni una mínima parte. Pero el trabajo que realice será su obra artística.

La quinta piel se extiende hasta el infinito.

* * *

 Hundertwasser a veces pesimista dice que la destrucción es inminente por nuestra apatía y desinterés por el planeta, pero pronto recupera la serenidad. En su manifiesto de 1979: “La Santa Mierda”, Hundertwasser ha dado el paso definitivo: “La mierda se convierte en tierra que se posa sobre el tejado – se convierte en hierba, bosque y jardín, la mierda se convierte en oro. El círculo se cierra y deja de haber desechos”. De esta misma manera el entorno mundial tiende también a ser la espiral: “El arte es el punto de partida y la meta a conseguir”.

El año 2000 Hundertwasser finalmente pudo descansar de su trabajo titánico, es enterrado, siguiendo su voluntad, sin un féretro que lo separare de lo tierra. Sobre el suelo de su sepultura, se plantó un árbol, según su creencia, ahora vive en el árbol que crece sobre el lugar de su regreso a la Gran Madre. Como toda su obra, él también corre en espirales, su obra comienza en el arte y en la tierra, y finalmente vuelve a ambos.

LOS MANIFIESTOS DE HUNDERTWASSER
Harry Rand, Hundertwasser,
Benedikt Taschen, 1994

HUNDERTWASSER, el poder del arte. El pintor-rey con sus cinco pieles.
Pierre Restany
Taschen- 1997

Hundertwasser: El Arte como Religión




Entrevista a hundertwasser por Harry Rand
Harry Rand: ¿Por qué se hace pintor una persona? 


Hundertwasser:
 Por razones diferentes. Los verdaderos pintores porque quieren ser sacerdotes, pintar es una especie de actividad religiosa. Si uno quiere hacer algo que merezca la pena en esta vida, ¿qué puede hacer? Si uno no quiere vivir sólo para conseguir dinero y beneficios, si uno quiere ayudar a los demás, puede hacerse médico para ayudar a los enfermos. Es difícil ser sacerdote, porque los dogmas de casi todas las religiones son reemplazados por otros y no tienen ya vigencia. Es evidente que la condición de artista ofrece una respuesta. Pero ser artista no significa solamente pintar, hay que pintar, por supuesto, pero se trata, además, de una forma de vida. Es una forma de ver el mundo, de reconocer la belleza que nos rodea y de aumentar esa belleza. El pintor es de una especie diferente al resto de la gente. Todo en él es diferente de lo que rodea a los demás (tanto si gusta como si no): su estilo de vida, el ambiente de su hogar, su vivienda, su habitación, su jardín...


- Si el arte es una actividad religiosa y si los artistas llevan una vida especialmente ejemplar que sirve de modelo, ¿quiere esto decir que los artistas se dedican a hacer el bien? 

H: Desgraciadamente, no. Ese es el problema. Algunos dicen que el mundo actual es feo y perverso; el arte debe ser entonces feo y perverso; porque el arte es un espejo de la sociedad, y el artista se limita a representar lo que ve. Pero yo pienso que eso es una tontería. Porque, ¿qué consiguen los artistas de esa forma? Sólo consiguen inspirar aversión en el verdadero espectador del arte, al cual no se le ofrece ninguna pista, porque este tipo de artista no muestra ninguna solución, ninguna salida. Se limita a reflejar y a exagerar la realidad; aumenta la fealdad y la perversidad, pero no propone ninguna solución. Pienso que debemos luchar; si algo es horrible, debemos mejorarlo. Si es feo, debemos hacerlo hermoso. Si algo es perverso debemos deshacer esa perversidad; si algo es complicado, debemos hacerlo sencillo.

Reciclar a los muertos 

-¿Qué es el reciclar a los muertos?

H: 
Al entrar en una era ecológica, vemos que no hay residuos, nada muere, todo está continuamente vivo, sólo que se transforma en otras formas; y esta no es una filosofía religiosa; son sólo hechos. Debido a una concepción errónea, el Juicio Final, la resurrección, la gente tiene las mismas creencias que los antiguos egipcios: si se puede mantener a un hombre con su apariencia física, después del Juicio Final seguirá vivo. Pero esto no es así. Hoy se entierra a los muertos de manera anti-ecológica. Los muertos se pudren en un féretro a cuatro metros bajo tierra. Las raíces de los árboles no pueden regenerase. Además los muertos están separados del cielo y de la tierra por una losa de cemento y flores artificiales. El hombre debería ser enterrado sólo a medio metro, o dos pies bajo tierra. Luego allí debería plantarse un árbol. Debería ser enterrado en un ataúd degradable, de forma que cuando se plante un árbol encima, el árbol se beneficie de su sustancia, y lo cambie por sustancia de árbol. Cuando se visita una tumba no se visita a un hombre muerto, se visita a un ser vivo que se acaba de transformar en árbol. Sigue viviendo en el árbol. Se dice, "este es mi abuelo, el árbol está creciendo bien, fenomenal". Se puede hacer un bosque bonito, que será más bonito que un bosque normal porque los árboles tiene sus raíces en las tumbas. Ese bosque puede extenderse por el campo, y como de todas formas no tenemos muchos bosques, a la vez estaremos conservando el bosque. Será para el hombre un parque, un lugar de recreo, un lugar para vivir. Un lugar fantástico para vivir en contacto constante con la vida y la muerte.

Médico de la arquitectura 

-Hundertwasser trabajó como "médico-arquitecto", una profesión que el mismo se inventó, y cuyo fin es modificar y embellecer estructuras ya existentes, estructuras estériles, sin carácter ni fuerza. Con este talante Hundertwasser embelleció la fachada de la fábrica de Rosenthal en Selb...En San Francisco, del 5 al 12 de diciembre de 1982, se organizó la "Semana de Hundertwasser", y presentó dos pósters para Greenpace y la sociedad Jacques Cousteau. Su conferencia sobre arquitectura más memorable tuvo lugar en San Francisco en la sede del equipo de arquitectos Skidmoro, Owings and Merrill. 


H: Sí, hablé sobre la arquitectura inhumana y esencialmente la arquitectura inhumana que se hacia en aquel despacho, de la que eran responsables todos los arquitectos allí presentes. Dije que los humanos deberían tener derecho a transformar el interior y el exterior de los lugares donde viven. La tercera piel del hombre tiene que evolucionar, cambiar, sufrir mutaciones, y el que impide este proceso es tan criminal como el que impide a un niño crecer. Eso es lo que se está haciendo constantemente en arquitectura y por eso me enfadé....Cuando pronuncio un discurso sobre arquitectura, siempre saco mi navaja y hago una marca en el atril y normalmente el organizador se enfada mucho y me mandan la factura por todo el atril. Tengo que cambiar todo el atril porque he dado vida al atril al hacer una pequeña marca. Las caras amistosa de repente se enfrían, luego sostenemos largas discusiones por carta. En aquella ocasión hice un bonito dibujo; era un dibujo hecho con rapidez en la pared...


- En general, las facultades creativas mejorarán con la arquitectura de Hundertwasser, que utiliza las ventajas de la tecnología moderna sin insistir en que la casa sea en sí misma una máquina. 

H:
 Sí; ahora les toca a los artistas, porque los arquitectos han fracasado como profesión. No vivieron de acuerdo con lo que podría llamarse su "juramento hipocrático". Es decir, construyen casas que hacen enfermar a la gente, tanto mentalmente cono en otros aspectos, por eso la revolución debe venir de afuera, y creo que viene de los artistas.

El mundo del color 

- Las imágenes y las formas de su obra tiene muchos significados complicados y llenos de matices. ¿Tienen también los colores un significado para ud.? 

H: La pregunta debería formularse al contrario. Son los colores los que tiene significado, las figuras no son tan importantes. En mis cuadros, las formas no son ricas, los colores sí. En realidad, las formas son muy pobres. No sé dibujar. No sé esculpir. No se me dan bien los cuadros que no utilizan el color. No sé dar sombras muy bien, la luz y la sombra no son mi punto fuerte. Mi punto fuerte es el color, eso se me da bastante bien, aunque últimamente tenga dudas sobre lo que hago, porque un mundo de colores, como yo lo concibo, quizá no sean tan natural.

- Para Hundertwasser, el paraíso es multicolor y el purgatorio, si es que existe, debe de ser un mundo gris o monocromático. Los colores paradisíacos del cielo no están unidos ni dominados por conceptos abstractos. 

H: El paraíso no consiste en colores puestos al azar, sino en colores que responden a cierto proceso creativo. El color es sólo una manifestación externa de la riqueza y la diversidad. Cuantas más cosas diferentes hay, más rico es el mundo y más se acerca a la idea del paraíso: muchas cosas diferentes en convivencia...La diversidad de colores trae una mejora, trae el paraíso.

Selección de diversos momentos de la entrevista realizada por Harry Rand editada en: Hundertwasser, Benedikt Taschen, 1994.
Fuente: Temakel.com - MaricarmenVillares